CAPITALISMO
Sistema social o económico basado en la propiedad privada de los
medios de producción y en el cumplimiento de las funciones productivas por
parte de entidades privadas que actúan buscando un lucro.
Historia: el régimen capitalista ha existido desde la
antigüedad. En el período grecorromano fue más bien comercial que industrial.
En Roma existían banqueros y mercaderes que comercializaban con otras naciones.
En la Edad Media gran parte de ese tráfico desapareció o al menos perdió
importancia; durante este período feudal había comercio, pero la economía no
era básicamente de producción para el mercado. La decadencia del feudalismo fue
acompañada por la expansión de la producción para el cambio, dando nacimiento a
la fábrica.
El descubrimiento de nuevas rutas para
el comercio con África y Asia y la colonización del continente americano,
fueron acontecimientos de gran importancia para la intensificación del
comercio. Ya a fines del s. XVIII la revolución industrial completó este proceso, pues
representó la introducción de nuevas técnicas de producción. Los nuevos inventos también afectaron a los transportes; la adopción
del vapor produjo un mejoramiento notable de la navegación e hizo posible la
construcción de los ferrocarriles. En la misma época (fines del s. XVIII)
surgió el liberalismo, cuyo auge en el terreno político también
facilitó su aplicación a lo económico. Todos estos factores permitieron la
expansión del capitalismo, que llego rápidamente a imperar como sistema
económico y social dominante en Europa.
También se fue desenvolviendo paulatinamente el papel
preponderante de los bancos en la economía capitalista, a tal punto que se
afirma que el capitalismo actual es financiero, con lo que se quiere significar
que los bancos son los verdaderos directores del sistema económico.
A través de su desarrollo, el
capitalismo ha ido asociándose con una serie de elementos que le han dado sus
características actuales. Uno de ellos es la especialización en la producción.
Cada fábrica se dedica a producir unos pocos tipos de artículos, por lo cual la
mano de obra y la direccióntécnica
pueden lograr una experiencia notable en el proceso; además, la producción en
gran escala que esto significó, hizo posible la adopción demétodos de producción en serie. Otro de los elementos ha
sido la competencia. El capitalismo del s. XIX se caracterizó precisamente por
la intensidad con la que los empresarios se disputaban los mercados. Esto los impulsó a buscar constantemente la
introducción de métodos más eficientes de producción, para reducir los costos y ofrecer al público mayor calidad o nuevos productos. Durante el siglo actual, sin
embargo, comenzó a notarse en el mercado de numerosos productos una disminución
de la competencia, por la concentración de las pequeñas empresas en grandes
establecimientos que dominan el mercado. Todos estos factores dieron al régimen
capitalista su fisonomía en forma notable, permitiendo un mejoramiento del
nivel de vida.
Otra de las objeciones que se hacen al capitalismo se
vincula con las desigualdades económicas y sociales a las que da lugar; ellas
están también relacionadas con las grandes concentraciones de poder económico en pocas manos y con la tendencia
hacia el monopolio observada en algunos campos de la actividad
económica privada.
La corriente intervencionista ha obedecido en muchos casos a la
necesidad de solucionar algunos de los defectos del capitalismo, de que se
hablo en la sección III, tratando al mismo tiempo de mantener sus aspectos
positivos, en especial la eficiencia para producir. Así
ha nacido el control de los mercados para evitar monopolios, la utilización de
la política fiscal o monetaria para
detener las crisis, el control de comercio exterior para desarrollar los países
menos industrializados, y la política de la redistribución de ingresos destinada a evitar
las desigualdades más flagrantes.
SMITH, ADAM: (1723-1790).
Economista inglés nacido en Kirkcaldy. Enseñó filosofía moral en Glasgow. En su
obra filosófica Teoría de los
sentimientos se atiene a
principios morales y basa las relaciones humanas en la simpatía; pero al
estudiar el problema de la riqueza, fundamenta sus análisis en el egoísmo
humano.
Según Smith, el trabajo anual de cada nación es la fuente que lo
surte de todo lo necesario y útil para la vida y que se consume anualmente en
ella. Consiste en el producto inmediato del trabajo o en lo que con este
producto inmediato se obtiene de las demás naciones. De la proporción de este
producto, o lo que con él se adquiere, con el número de consumidores depende el
mayor o menor abastecimiento. Esta proporción se regula por dos circunstancias
distintas: la pericia, destreza y juicio con que se aplique generalmente el
trabajo, y la relación que se guarde entre el número de los que se emplean en
el trabajo útil y de los demás. El hombre ha de poder vivir de su trabajo, y su
salario ha de ser por lo menos suficiente para atender a su sustento y al de su familia. El producto del trabajo constituye la remuneración o el
salario natural. En el estado primitivo que procedió a la apropiación de la
tierra y a la acumulación del capital, el producto íntegro del trabajo
pertenecía al trabajador. Si ese estado de cosas hubiere continuado, el salario
del trabajo habría ido aumentando con toda esa intensificación de capacidad
productiva a que conduce la división del trabajo. Todas las cosas habrían ido
abaratándose o se hubieran ido produciendo con menor trabajo. Pero ese estado
primitivo no hubiera podido perdurar después de introducida la propiedad de la
tierra y la acumulación del capital.
En cuanto a la moneda y a la formación de los precios, Smith
considera que con la propiedad privada de la tierra y la acumulación del
capital, el trabajo ya no es la única medida de valor, pues existen la ganancia
del empresario y la renta de la tierra. El papel moneda es ante todo un medio
de economizar metálico. Dentro de un país no pueden circular más billetes de banco que las monedas
metálicas que circularían si esos billetes no existieran.
Ampliar la venta de sus productos y restringir la competencia es
siempre el interés de los comerciantes. La ampliación del mercado conviene por
lo regular al interés público, pero no la limitación de la competencia, ya que
ésta aumenta con exceso las ganancias, e impone en beneficio del comerciante
una especie de carga sobre el resto de la población. El consumo es el único fin
de toda la producción en que intervienen la industria del hombre, y por tanto
no debe existir otro medio de mirar por los intereses del productor que atender
a los del consumidor. Sin embargo, en el sistema mercantil se sacrifica el
interés del consumidor a favor del productor, y, en consecuencia, la producción
y no el consumo se tiene por único fin y objeto de la industria y del comercio.
No es difícil advertir quienes pudieron ser los que proyectaron semejante
sistema y como reformarlo. Obra fundamental: Investigación de la naturaleza y
causa de la riqueza de las naciones (1776).
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